Por:Francisco Hernández Negrete Crece la desesperación entre los manzanillenses, porque cada vez que se dirigen a la escuela o a su trabajo, no pueden pasar porque está el tren atravesado. Algunos, afortunadamente una minoría de ellos; prefieran arriesgar sus vidas saltando entre los vagones en movimiento, con tal de no perder el empleo o reprobar
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